Month: February 2020

¡Sal para dar Sabor a Cristo!

5to Domingo del Tiempo Ordinario, Mateo 5,13-16

Quizás la comparación que hace Jesús entre la sal y su audiencia nos
parezca irrelevante vista desde nuestra “modernidad” pero no debemos olvidar que la sal en la Era Antigua de nuestra historia, y no tan antigua, era la sustancia utilizada para preservar los alimentos.

Tal fué la importancia de la sal que muchos preferían el pago de su labor o servicio en porciones de sal en lugar de monedas de oro o plata (salario viene de la palabra sal).

Jesús llama a sus discípulos a ser las personas que preserven las buenas obras, que preserven el mandamiento del Amor, que a través de sus acciones se den a los demás mezclándose como la sal; que se sienta la presencia en el sabor aunque no se vea. De esta forma debemos orientar nuestro servicio, lleno de la presencia de Jesús y que sea él que irradie luz y mi ego empequeñezca. Que mi prójimo vea a Cristo en el servicio, a Cristo en la prédica, a Cristo en la misión. Demostrándose así que lo que llevamos no está amparado en lo humano sino en la Sabiduría de Dios Padre que por su misericordia nos permite reconciliarnos a través de su Hijo.


Pidamos al Espíritu Santo que nos dé la oportunidad de ser Sal y Luz…. Sal para preservar el mensaje del Evangelio; Sal para dar sabor a Cristo, al Servicio, Luz para llevar a Cristo a los lugares donde los demás temen y Luz que muestre el camino a los demás hacia Jesús.

¡Dios Hijo sale al Encuentro de sus hermanos!

Hoy celebramos la Fiesta de La Presentación del Señor, ocasión en que Dios muestra a Su Unigénito cumpliendo lo prescrito por la Ley. Dios Hijo sale al Encuentro (como lo describe la Liturgia Oriental) de sus hermanos, de aquellos a los que se hizo igual para cumplir por Amor el plan salvífico de Dios Padre. No escapa de nada humano porque es igual que nosotros y en este encuentro se encuentra Dios presente, en la naturaleza divina de Jesús; es Dios mismo que sale al encuentro de su Pueblo que camina de la mano de Jesús.
Y es en este caminar presente que Dios nos encuentra, no en el templo y bajo los preceptos de la Ley, sino en tu realidad y bajo la ley del Amor que nos encontramos con Jesús. Cada uno de nosotros tendrá una forma diferente de encontrarse con el Señor y con Jesús, en la Eucaristía, en la Oración, en la lectura de su Palabra, en la Reconciliación… pero este encuentro se queda inconcluso y sin sentido si no salimos al encuentro del prójimo, del hermano necesitado, de aquel compañero abrumado, del vecino molestoso, del pariente que no nos comprende; queda incompleto este encuentro si no entendemos las situaciones de la vida que nos atraviesan el alma como una espada afilada y se las entregamos a Dios. Pidamos al Espíritu Santo, que al igual como las llamas iluminaban la noche de procesión de esta fiesta celebradas por los primeros cristianos allá por el siglo IV , sea la luz que ilumine nuestro caminar, que al igual como Jesús nos recibe, con Amor, Misericordia, Alegría, Perdón, Libertad; sea lo que llene nuestro encuentro con el prójimo con aquel que nos espera y sobre todo con aquel que nos rechaza.

[Top]