Cristo, Único Rey de Nuestro Corazón
Mateo 25, 31-46
Dos aspectos se dan en este relato de Jesús. Uno es su declaración de Rey, de donde ha provenido el poder entregado y la facultad de ser Juez de la Humanidad. Y es este juicio el segundo aspecto… Jesús deja claro que el no mandará a ninguno de nosotros a una vida eterna o al fuego eterno, sino que son nuestras acciones en el diario vivir que nos harán acreedor de un lugar en la vida eterna. Y en su misericordia, Jesús nos revela un manual de vida sencillo de un paso para ganar la vida eterna, este paso es actuar con misericordia en cada momento que nuestro prójimo nos necesite. No quiere una gran obra que cueste gran cantidad de recursos pero carente de Amor. Mas Jesús pide un plato de comida para el hambriento, un vaso de agua para el sediento, un techo para un marginado o forastero , una ropa para el desnudo, que saques de “tu tiempo tan valioso” un minuto para visitar a un enfermo o visitar alguien en la cárcel…. Como ves, lo que se pide no es mucho, pero ¡Cuántas justificaciones encontramos para no iniciar una de estas obras de misericordia! . Será miedo, prejuicio, egoísmo, vanidad, orgullo, arrogancia, prepotencia la justificación que encontramos para no actuar de acuerdo al Manual de La Misericordia?
Pidamos al Espíritu Santo que siembre en nosotros el amor suficiente para actuar llenos de misericordia hacia nuestro prójimo buscando ser el Jesús que necesita el mundo de hoy y de esta forma Cristo se siente como el único Rey de nuestro corazón.