La Cruz Vacía

De observar al Cordero en la cruz, a ver la cruz vacía y el dolor que acompaña al asistir al sepulcro y ver solo la roca sellando la entrada pasamos a permanecer frente a ella. Se puede permanecer desde la pena y la angustia o podemos permanecer desde la esperanza y la fe para superar el dolor que nos viene al encontrarnos tantas camas, habitaciones, apartamentos, escritorios, bancos del parque, máquinas del gimnasio vacíos extrañando el saludo de aquellos que no volvieron a ver y que solo en el corazón y el recuerdo se llevan.

Quizás como comunidad cristiana nuestra generación no haya vivido un Sábado Santo tan lleno de angustia y dolor como el que vivieron aquellos primeros discípulos de Jesús, ante la partida del Maestro; hoy cientos de miles de hogares lloran ante el dolor y piensan en que nos traerá el mañana. Al igual que contemplamos la roca ésta para muchos es el mañana, una roca que desde nuestra humanidad se hace difícil mover. Y como el salmista exclamó hoy preguntamos: ¿ de donde me vendrá el auxilio? El auxilio viene del Señor es la respuesta. Alguien pensará que Dios no le pondrá una inyección a nadie, pero no es este el auxilio que Dios nos brinda. El auxilio que viene del Señor que hizo el cielo y la tierra; hizo todo para que todos los disfrutáramos y es a partir de la solidaridad, la cooperación, la búsqueda del bien común y el amor; es que podremos mover la roca para que nosotros mismos nos transformemos en ” otro Cristo” y seamos pensamiento, voz y testimonio de Cristo, porque en este tramo solo con el auxilio del ser humano no rebasamos. ¡Clamo el auxilio del Señor que hizo el cielo y la tierra.!

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