¿Cómo puedo yo imitar a Dios?

Mateo (25,14-30)

Talento y holgazán son dos palabras que separadas y a simple vista nada tienen que ver con la construcción del Reino de Dios en nuestro presente…
Pero cuán equivocados estamos, pues la construcción de dicho Reino no depende de tu hermano o tu vecino, depende exclusivamente de ti; de cada uno de nosotros de manera individual… Y ahí viene la pregunta de la justificación: ¿Cómo lo hago? …así como el tercer súbdito se justificó de que su señor era muy exigente, hoy día nosotros nos justificamos diciendo que imitar a Cristo es un estándar muy alto, que ¿Cómo puedo yo imitar a Dios? y unas cuantas frases más que nos dejan mal parados. Se nos olvida que Dios a través de las enseñanzas de Jesús, puestas en su Evangelio, no nos pide algo que Él no haya puesto en nosotros la herramienta para hacerlo o resolverlo. Dios Padre ha colocado diversos dones en cada uno de nosotros… Nos alejamos de Él y esos dones se entierran solos en nuestro interior y nos olvidamos de que los tenemos y es cuando despertamos de esa pereza espiritual, de esa holgazanería que nos damos cuenta que podemos hacer algo por el Reino… Quizás su don sea hablar en público pero el de otro el defecto sea hablar mucho a espalda de los demás… a uno se le pedirá que hable, al otro que no lo haga, ambos construyen para el Reino… Uno evangelizando; el segundo a través de su testimonio de vida que corrige su mal proceder… todos podemos poner algo de nuestro corazón y deponer algo de nuestras arrogancias para que tus hermanos y quienes te rodean comiencen a ver cómo es el Reino de Los Cielos.

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