Es el mensaje lo que nos guía
Mat 23, 1-12
Jesús advierte que no todo el que recibe la responsabilidad para guiar al Pueblo de Dios lo hace bien; también deja claro que el mensaje de Dios supera al “mensajero”; que no importa lo que haga este mensajero el único mensaje real, veraz y eficaz no se desvirtúa. Y es precisamente este mensaje lo que nos guía y no los actos del ser humano.
También a nosotros nos toca aportar un testimonio a través de nuestro comportamiento; ser humilde con nuestros hermanos y con aquellos que no lo son.
Que el Espíritu Santo apacigue nuestro ego y saque de nosotros todas esas miserias de prepotencia, egoísmo y jactancias y con corazón limpio y blanco como la lana podamos llamar a Jesús hermano y a Dios nuestro Padre.
Este es mi Hijo amado: oíganlo a Él
Mc 9, 3-10
La experiencia que se vive a partir de la contemplación de la Epifanía de Jesús quedaría incompleta si nos quedamos en las tiendas que propuso Pedro construir, y no aceptamos la invitación de Dios Padre.
El Padre declara a Jesús como su Hijo amado y pide que lo escuchemos. La primera declaración nos gastaría líneas y líneas y todos estaríamos de acuerdo de que Jesús es el Hijo de Dios. ¿Y la invitación a escucharlo, la aceptamos? ¿O nos justificamos en el orgullo o en la pereza espiritual? ¿Puede nuestro testimonio de vida transfigurar una
permanente y plena escucha de Jesús? ¿Se transfigura Jesús en mí al prójimo a través de palabras de aliento, de un saludo, de un corazón que perdona y escucha , de manos dispuestas a servir y de pasos llevando el
Evangelio donde nadie quiere ir? Quizas escuchar a Jesús y seguirle da temor, no por miedo sino por la meta tan alta. Pero no estamos solos; en el Evangelio de Lucas nos da la solución y es la oración, ese diálogo con Dios es nuestra herramienta para caminar los pasos de Jesús.
Hoy es un buen día para orar con Dios y pedirle que a través de su Espíritu Santo podamos tener la valentía para dejar que Cristo se transfigure en nuestras vidas y
nos muestre el camino de nuestra misión.
Conviertete y cree en el Evangelio.
Mc 1, 12-15
El Evangelio de hoy nos puede resultar breve para introducir este tiempo fuerte en la Liturgia de la Iglesia, pareciera que Jesús tenía prisa o tenía poco deseo de hablar ese día…. pero no será que a quién se le acaba el tiempo es al ser humano? ¿No será que el mensaje mas que corto es claro y conciso para que no podamos escondernos detrás del muro de la justificaciónes?
Dos acciones: creer y convertíos; es la invitación de Jesús para iniciar el camimo de la Salvación… no te detengas a ver cual es primero, se dan al unisono para llevar el Evangelio; para llevar el Reino de Los Cielos a tantos hombres y mujeres que viven sin esperanza, sin un gesto de amor en su vida, arropados de tanta deshumanización. Hoy Jesús nos encarga ser su voz, ser sus manos, ser sus oidos para realmente acercar su Reino al marginado. Pero no a través de poses, sino a través de un testimonio de vida coherente con el Evangelio, que llama a la conversión , a la fe y a la caridad.
[Top]Cuaresma 2018, Sábado Después de Cenizas
Jesús deja claro q ha venido a llamar a los pecadores para q se conviertan. Siendo la Iglesia, la de Jesús, su búsqueda permanente debe ser: Ir tras el pecador todo el tiempo, no pararnos en tecnicismos de hombres ni a esperar a que vengan. Es ponernos en pie y salir a las periferias físicas y espirituales a buscar al que necesita del médico.
¿Acaso puede el herido llegar por sus propios a la sala de emergencias? ¿Acaso puede curarse una llaga la misma persona enferma? la respuesta es “no”.
Entonces nos toca salir, enviados por Cristo, para que al igual que Leví, los olvidados y marginados reciban el anuncio de que quiere estar en tu casa, en tu intimidad, en tu corazón. Y en esta misión no debemos olvidar que somos débiles y que somos también pecadores.
Pidamos al Espíritu Santo ser fiel instrumento de Jesús, de manera que podamos reflejar su Misericordia; esa misma Misericordia que él tuvo con Leví y que tiene con cada ser humano en la Historia de La Salvación, ayer, hoy y siempre.
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