¡Dios Hijo sale al Encuentro de sus hermanos!
Hoy celebramos la Fiesta de La Presentación del Señor, ocasión en que Dios muestra a Su Unigénito cumpliendo lo prescrito por la Ley. Dios Hijo sale al Encuentro (como lo describe la Liturgia Oriental) de sus hermanos, de aquellos a los que se hizo igual para cumplir por Amor el plan salvífico de Dios Padre. No escapa de nada humano porque es igual que nosotros y en este encuentro se encuentra Dios presente, en la naturaleza divina de Jesús; es Dios mismo que sale al encuentro de su Pueblo que camina de la mano de Jesús.
Y es en este caminar presente que Dios nos encuentra, no en el templo y bajo los preceptos de la Ley, sino en tu realidad y bajo la ley del Amor que nos encontramos con Jesús. Cada uno de nosotros tendrá una forma diferente de encontrarse con el Señor y con Jesús, en la Eucaristía, en la Oración, en la lectura de su Palabra, en la Reconciliación… pero este encuentro se queda inconcluso y sin sentido si no salimos al encuentro del prójimo, del hermano necesitado, de aquel compañero abrumado, del vecino molestoso, del pariente que no nos comprende; queda incompleto este encuentro si no entendemos las situaciones de la vida que nos atraviesan el alma como una espada afilada y se las entregamos a Dios. Pidamos al Espíritu Santo, que al igual como las llamas iluminaban la noche de procesión de esta fiesta celebradas por los primeros cristianos allá por el siglo IV , sea la luz que ilumine nuestro caminar, que al igual como Jesús nos recibe, con Amor, Misericordia, Alegría, Perdón, Libertad; sea lo que llene nuestro encuentro con el prójimo con aquel que nos espera y sobre todo con aquel que nos rechaza.