La Cruz Vacía
De observar al Cordero en la cruz, a ver la cruz vacía y el dolor que acompaña al asistir al sepulcro y ver solo la roca sellando la entrada pasamos a permanecer frente a ella. Se puede permanecer desde la pena y la angustia o podemos permanecer desde la esperanza y la fe para superar el dolor que nos viene al encontrarnos tantas camas, habitaciones, apartamentos, escritorios, bancos del parque, máquinas del gimnasio vacíos extrañando el saludo de aquellos que no volvieron a ver y que solo en el corazón y el recuerdo se llevan.
Quizás como comunidad cristiana nuestra generación no haya vivido un Sábado Santo tan lleno de angustia y dolor como el que vivieron aquellos primeros discípulos de Jesús, ante la partida del Maestro; hoy cientos de miles de hogares lloran ante el dolor y piensan en que nos traerá el mañana. Al igual que contemplamos la roca ésta para muchos es el mañana, una roca que desde nuestra humanidad se hace difícil mover. Y como el salmista exclamó hoy preguntamos: ¿ de donde me vendrá el auxilio? El auxilio viene del Señor es la respuesta. Alguien pensará que Dios no le pondrá una inyección a nadie, pero no es este el auxilio que Dios nos brinda. El auxilio que viene del Señor que hizo el cielo y la tierra; hizo todo para que todos los disfrutáramos y es a partir de la solidaridad, la cooperación, la búsqueda del bien común y el amor; es que podremos mover la roca para que nosotros mismos nos transformemos en ” otro Cristo” y seamos pensamiento, voz y testimonio de Cristo, porque en este tramo solo con el auxilio del ser humano no rebasamos. ¡Clamo el auxilio del Señor que hizo el cielo y la tierra.!
Padre, que se haga tu voluntad y no la mía
Al terminar la Cena del Señor, Jesús y sus discípulos salen para el huerto cubiertos por la noche. Es un momento que lo llevamos desde el sentimiento de la negación hasta el sentimiento de tristeza o pena en el preludio donde la traición tomará forma y esto nos impide llevarnos a nuestro hogar y a nuestros corazones las revelaciones que esos minutos nos guardan.
Jesús apartado en oración, los apóstoles que no aguantan estar vigilantes. El Señor en oración… suda sangre!!! La luna en lo alto, las aves nocturnas con sus voces y el viento frío que hiela nuestro interior. Y viene la pregunta; donde encuentro paz en todo esta escena que el miedo me inquieta?…. Y es en el momento que Jesús habla con su Padre que encontramos el tesoro, Jesús en su humanidad plantea el retiro de este cáliz, sin embargo deja a Dios ser Dios, Padre que se haga tu voluntad y no la mía es el cierre de esta oración. Muchos dirán que la valentía llevó a Jesús a mantenerse; en lo personal dudo que la valentia haya sido. Que fue entonces? lo que mantuvo a Jesús fue el Amor. Amor Incondicional por todos; por sus discipulos, por sus detractores, e incluso por aquellos que procuraban su muerte. Amor por ti, amor todos nosotros que lo traicionamos sin que cante el gallo. Y es ese Amor que hoy permite que muchas personas se estén entregando por su prójimo en un centro de salud, en un servicio publico de vigilancia, en una labor cívica de llevar alimentos, ese Amor hoy se manifiesta de multiples maneras, pues no es un salario que los mantiene en pies; es Amor. Amor que pedimos al Espíritu Santo hoy lo derrame en cada uno de nuestros hogares, en nuestros corazones y que nuestras oraciones que parten desde el Amor sirvan de sostenimiento a estos discípulos que están en vela por el bien de su prójimo.