Los Jornaleros y la Misericordia del Señor
Mateo 20, 1-16
La actitud de los primeros jornaleros muestra al pueblo hebreo, que consideraba la Salvación de Dios representada en la moneda del denario como un privilegio exclusivo de ellos. Privilegio heredado a través de Abraham y de la Alianza del Sinaí con Moisés…. punto de vista muy alejado de lo que Dios tiene para sus hijos, no entienden que fueron el pueblo usado por Dios para revelarse a los demás; no que le ponía por encima del resto. Esta actitud del pueblo hebreo es criticable y mas criticable aún es que no ha desaparecido del pueblo de Dios; todavía persiste en nuestras comunidades cristianas. ¿Cuántas veces nos preguntamos porqué llamaron a Fulano que apenas tiene un año en la comunidad para tal servicio y a mi no, o a Sutaneja le pidieron que sirviera de coordinadora de un consejo nuevo que se creó? Cuántos comentarios dañinos, mal intencionados y maliciosos no dejamos que se esparzan acerca de la labor o del servicio de un hermano o hermana porque es nuevo en el grupo?… Estas acciones muestran que tan lejos está el ser humano de entender La Misericordia de Dios… Él quiere para todos y cada uno lo mejor. Él quiere que hoy tu escuches su llamado no importa que edad tengas, sin importar si trabajas o no, si estás soltera o estás casada, que tan preparados estás académicamente, que tanto le conoces o no…
Él te llama hoy para que recibas su Misericordia, su Gracia y su Amor… Él hoy te dice cuán especial eres!
Pidamos al Espíritu Santo que toque nuestros corazones para sacar de nuestro interior todos esos egoísmos que no nos permiten ser jornaleros humildes, laboriosos y felices de manera q a través de nuestro testimonio de vida nuestro prójimo reciba los beneficios del Reino de Dios hoy en La Tierra.
¿Cómo puedo yo imitar a Dios?
Mateo (25,14-30)
Talento y holgazán son dos palabras que separadas y a simple vista nada tienen que ver con la construcción del Reino de Dios en nuestro presente…
Pero cuán equivocados estamos, pues la construcción de dicho Reino no depende de tu hermano o tu vecino, depende exclusivamente de ti; de cada uno de nosotros de manera individual… Y ahí viene la pregunta de la justificación: ¿Cómo lo hago? …así como el tercer súbdito se justificó de que su señor era muy exigente, hoy día nosotros nos justificamos diciendo que imitar a Cristo es un estándar muy alto, que ¿Cómo puedo yo imitar a Dios? y unas cuantas frases más que nos dejan mal parados. Se nos olvida que Dios a través de las enseñanzas de Jesús, puestas en su Evangelio, no nos pide algo que Él no haya puesto en nosotros la herramienta para hacerlo o resolverlo. Dios Padre ha colocado diversos dones en cada uno de nosotros… Nos alejamos de Él y esos dones se entierran solos en nuestro interior y nos olvidamos de que los tenemos y es cuando despertamos de esa pereza espiritual, de esa holgazanería que nos damos cuenta que podemos hacer algo por el Reino… Quizás su don sea hablar en público pero el de otro el defecto sea hablar mucho a espalda de los demás… a uno se le pedirá que hable, al otro que no lo haga, ambos construyen para el Reino… Uno evangelizando; el segundo a través de su testimonio de vida que corrige su mal proceder… todos podemos poner algo de nuestro corazón y deponer algo de nuestras arrogancias para que tus hermanos y quienes te rodean comiencen a ver cómo es el Reino de Los Cielos.