Los Hijos del Dueño de la Viña

Mateo 21, 28-32

El evangelio de este domingo guarda similitud con el de la semana pasada. Al igual que el pueblo judío estaba representado en los primeros jornaleros, en el evangelio de hoy el segundo hijo los representa. Un detalle que pasamos por alto y que muestra la misericordia del Señor y su amor incondicional para todos es que la parábola nos habla de dos hijos. Si el segundo es el pueblo hebreo, el primero son los pueblos gentiles de todos los confines del mundo que siguen el llamado de Cristo. ¿Qué padre no quiere lo mejor para sus hijos? Dios Padre nos dio a todos los pueblos a su unigénito  para que fuéramos salvo… para que siguiéndolo,  el justo se mantuviera actuando con justicia y el malvado se volviera de sus malas acciones y se convierta. Y en este actuar con justicia y volverse del pecado es que trata el camino de conversión del cristiano.

Escuchando el llamado de Dios, que viene en la voz del débil, del enfermo, del inmigrante, del damnificado, del refugiado, del marginado social; la Voz de Dios viene en el clamor de aquellos que en la sociedad de hoy no tienen voz, y es en esa dimensión social que el trabajador de Cristo tiene que actuar.

Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a identificar, a través de la oración, ese llamado de Dios Padre dentro de este mundo lleno de tanto ruido de manera que podamos dar un SI a su solicitud de trabajar en su viña.

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