Dios espera frutos de nuestra viña

Mateo 21, 33-43

Los ojos del ser humano son rápidos y agudos para identificar el mal comportamiento en el otro, pero miopes y nublados para ver hacia el interior de cada uno de nosotros.

Vemos esta crítica dura que hace Jesús a los sacerdotes y senadores; le hace la crítica no por el papel que desempeñan en la sociedad, sino por su actuar; por su proceder erróneo conduciendo al pueblo de Dios.
Esta crítica no queda en el pasado, sino que hoy Jesús nos interpela acerca del estado de nuestra viña y sus frutos…. pensamos lo que el otro debe ser; cómo debe ser el presidente, el ministro, el obispo, el párroco, el jefe de la empresa, el vecino, la esposa o esposa, los hijos, la suegra.. en fin cómo deben ser los demás y se nos olvida que Dios espera algo de nosotros, que también nosotros debemos “ser” … se nos olvida que Dios nos ha entregado nuestra viñas… grande o pequeña Dios espera frutos de esa viña… conformada esta por sepas de familia, sepas de servicio al prójimo, sepas de comunidad, sepas de trabajo diario…. todas unidas a la vid por el sarmiento de la oración y fumigada por los dones del Espíritu… Dios espera frutos de nosotros en lo ordinario, en el quehacer diario… en lo pequeño… Dios no pide que te encierres en tu viña, muy al contrario; que ella se abra a los demás y sirva de testimonio del accionar de Cristo en la vida de cada uno de nosotros.

Pidamos al Espíritu Santo que de nuestra viña salgan las uvas que den el mejor de los vinos… lleno de justicia y derecho de manera que al presentarse los siervos a recoger los dividendos lleven arcas llenas que sirvan para dar Honor y Gloria a Dios Padre y Dios Hijo.

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