En la Canasta de la Vida del Prójimo
Mateo 22, 34-40.
Jesús dice: “… estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas”… y Jesús hoy interpela el corazón de cada uno de nosotros… ¿Qué sostiene tu vida? ¿Los mandamientos de Dios o las directrices del mundo? ¿Un camino de conversión lento lleno de paradas, por escuchar al amigo, por tender la mano al desconocido, por proveer al que vive en las periferias, al marginado, al necesitado hasta de un gesto de humanidad en su vida deshumanizada dentro de esta sociedad, un camino donde hay tramos de desalientos, de angustias, de duda, en fin un camino lleno de todo lo humano? ¿O un camino lleno de atajos y altas velocidades que no te han permitido ver la realidad y necesidad humana que en la orilla del mismo se presentan?… la respuesta sale de nuestro corazón y solo Dios sabe cuan sincera es.
¿Qué tanto digo que lo amo a través de servir a los demás, de aceptar su invitación de cuidar al enfermo, al huérfano, a la viuda, al forastero? ¿Cómo reciben el amor del Padre a través de mi testimonio de vida las personas que nos rodean?
No basta con decirle a Dios: yo te amo si nuestra vida no está acompañada de acciones y compromisos concretos y coherentes a su invitación de caminar con Jesús ese camino de conversión que nos llevará a Él un día… Dios es tan sabio y misericordioso que nos planteó una relación personal e individual con cada uno…. y los frutos de esa relación no están en mi canasta sino en la canasta de la vida del prójimo que nos rodea.
Pidamos al Espiritu Santo que nos guíe de manera que nuestra vida esté sostenida por sus dones y la misericordia de Dios Padre.
Las Cosas de Dios
Mateo 22, 15-21.
El no saber discernir que corresponde a Dios y que al mundo ha sumergido al ser humano en crisis de muchos tipos; que van desde las personales de manera individual a las grandes crisis sociales que han arrastrado a grandes naciones al fracaso. Hoy observamos crisis politicas, bio-éticas, educacionales, científicas.. no hay una rama del saber humano que se escape a esta falta de discernimiento.
El no dejar espacio a las cosas de Dios en nuestro día a día nos aleja de poder obtener cualidades que los mismos fariseos y herodianos reconocen en Jesús: …”sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea”…. Jesús emboscado en la pregunta no teme responder, y responde dando plenitud al sentido de las cosas espirituales, cribandolas de las terrenales. Es una respuesta plena que define que lo hecho por el hombre se queda para el hombre pero que las cosas de Dios trascienden al espacio-tiempo limitado en la vida humana. ¿Qué valor tiene una moneda acuñada por el hombre de metal extraido del suelo comparado con las cosas que nos da Aquel que todo lo creó?
Pidamos al Espíritu Santo que en este camino de conversión nos de el discernimiento y los dones para que al igual que Jesús poder – a través de nuestra sinceridad-, enseñar el camino a Dios conforme a la verdad, no ajustada a intereses ni prejuicios y ver al projimo como lo mira Jesús… separando todo el tiempo las cosas de Dios de las cosas del mundo.
[Top]Nuestro Traje Interior
Mateo 22, 1-14.
Una vez más Jesús le reitera al pueblo hebreo y a sus líderes q no andan por buen camino. De una u otra forma les dice q la promesa hecha por Yaveh a Abraham desde antes, ha de cumplirse, no obstante ellos no haber escuchado a los criados, personificado en cada uno de los jueces y profetas q el Señor envió a Israel ; este nuevo pueblo numeroso está representado por los invitados en los cruces y caminos…. y es en esos cruces y caminos q la historia de la Salvación nos encuentra. Movidos por el llamado de Jesús en voz de sus criados presentes aceptamos la invitación a ese gran banquete con el Señor… mas q un banquete una boda.. una unión entre Jesús y cada uno de nosotros q no termina nunca. Para eso debemos prepararnos y cambiar nuestro traje interior. Posiblemente este traje interior es a la moda del mundo y q viene en grandes lotes, adornado de egoísmos, arrogancia, prepotencia, orgullo, envidia, discordia… para la boda el Señor nos pide q nos vistamos con el traje a la medida de su Misericordia q Él nos tiene … adornado de caridad, humildad, amor, paz, gozo. Pidamos al Espíritu Santo q nos de la fortaleza para ser buenos criados y así proclamar con nuestro testimonio de vida en los cruces y camino a nuestro prójimo q el Reino de Los Cielos está cerca.
Dios espera frutos de nuestra viña
Mateo 21, 33-43
Los ojos del ser humano son rápidos y agudos para identificar el mal comportamiento en el otro, pero miopes y nublados para ver hacia el interior de cada uno de nosotros.
Vemos esta crítica dura que hace Jesús a los sacerdotes y senadores; le hace la crítica no por el papel que desempeñan en la sociedad, sino por su actuar; por su proceder erróneo conduciendo al pueblo de Dios.
Esta crítica no queda en el pasado, sino que hoy Jesús nos interpela acerca del estado de nuestra viña y sus frutos…. pensamos lo que el otro debe ser; cómo debe ser el presidente, el ministro, el obispo, el párroco, el jefe de la empresa, el vecino, la esposa o esposa, los hijos, la suegra.. en fin cómo deben ser los demás y se nos olvida que Dios espera algo de nosotros, que también nosotros debemos “ser” … se nos olvida que Dios nos ha entregado nuestra viñas… grande o pequeña Dios espera frutos de esa viña… conformada esta por sepas de familia, sepas de servicio al prójimo, sepas de comunidad, sepas de trabajo diario…. todas unidas a la vid por el sarmiento de la oración y fumigada por los dones del Espíritu… Dios espera frutos de nosotros en lo ordinario, en el quehacer diario… en lo pequeño… Dios no pide que te encierres en tu viña, muy al contrario; que ella se abra a los demás y sirva de testimonio del accionar de Cristo en la vida de cada uno de nosotros.
Pidamos al Espíritu Santo que de nuestra viña salgan las uvas que den el mejor de los vinos… lleno de justicia y derecho de manera que al presentarse los siervos a recoger los dividendos lleven arcas llenas que sirvan para dar Honor y Gloria a Dios Padre y Dios Hijo.
[Top]Los Hijos del Dueño de la Viña
Mateo 21, 28-32
El evangelio de este domingo guarda similitud con el de la semana pasada. Al igual que el pueblo judío estaba representado en los primeros jornaleros, en el evangelio de hoy el segundo hijo los representa. Un detalle que pasamos por alto y que muestra la misericordia del Señor y su amor incondicional para todos es que la parábola nos habla de dos hijos. Si el segundo es el pueblo hebreo, el primero son los pueblos gentiles de todos los confines del mundo que siguen el llamado de Cristo. ¿Qué padre no quiere lo mejor para sus hijos? Dios Padre nos dio a todos los pueblos a su unigénito para que fuéramos salvo… para que siguiéndolo, el justo se mantuviera actuando con justicia y el malvado se volviera de sus malas acciones y se convierta. Y en este actuar con justicia y volverse del pecado es que trata el camino de conversión del cristiano.
Escuchando el llamado de Dios, que viene en la voz del débil, del enfermo, del inmigrante, del damnificado, del refugiado, del marginado social; la Voz de Dios viene en el clamor de aquellos que en la sociedad de hoy no tienen voz, y es en esa dimensión social que el trabajador de Cristo tiene que actuar.
Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a identificar, a través de la oración, ese llamado de Dios Padre dentro de este mundo lleno de tanto ruido de manera que podamos dar un SI a su solicitud de trabajar en su viña.
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